Tarjetas de sonido internas de ordenador

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Dentro de tu ordenador

Cada vez más los ordenadores han dejado de ser esos aparatos místicos y extraños que apenas nos atrevíamos a tocar no fuera a ser que rompiéramos algo. Hoy en día quien más o quién menos ha tenido que cambiar algún que otro componente o pieza de ordenador, de forma que enfrentarnos a sus interioridades ya no es territorio vedado. Desde CPU y procesadores a tarjetas gráficas de ordenador, todo se cambia y se mejora, se compra y se vende.


Las tarjetas de sonido

De entre los componentes y piezas de ordenador, uno de los que más tarde se piensa en cambiar es la tarjeta de sonido interna.  Y, sin embargo, de ella depende la calidad de todo lo que escuchas a través de éste. Aunque cada vez más los fabricantes de ordenadores están lanzándolos al mercado provistos de tarjetas de sonido más que decentes, lo cierto es que si tu equipo tiene algunos años, o incluso si es más nuevo pero no pertenece esa categoría, lo más recomendable si quieres sacarle todo el jugo posible al sonido de tu ordenador sería que la cambiaras.
Obviamente, si vas a trabajar a nivel profesional o eres fan de los juegos y deseas disfrutarlos aprovechando todo su potencial, tendrás que invertir en tarjetas (internas o externas) de alta calidad y precio en consonancia. Algunas de las más populares de ASUS o Creative cuestan entre 60 y 200€. 


Instala con seguridad

Una vez comprada la nueva tarjeta, deberás instalarla asegurándote siempre de hacerlo en condiciones seguras. Te recomendamos encarecidamente que leas bien las instrucciones de montaje del fabricante, que deberían acompañar a la tarjeta si es nueva. Ahora bien, como hemos mencionado, es muy probable que te hayas hecho con una tarjeta de segunda mano, con lo que seguramente te tocará investigar un poco por la red. No te preocupes; es prácticamente imposible que, si introduces el modelo de la tarjeta y de tu placa, no encuentres un manual detallado explicándote el montaje paso a paso.
Tan sólo queremos recordarte que, antes de proceder a manipular el interior de tu ordenador, te asegures de apagarlo y desconectarlo físicamente de la red eléctrica. También sería conveniente que descargues tu cuerpo de electricidad estática, tocando por ejemplo algo metálico lejos de tu equipo. Comprueba varias veces que has desenchufado todo (no sólo la torre, sino también el monitor, etc.) antes de continuar. ¡Seguridad ante todo!