Desempaquetar un periférico que lleva casi 20 años en su caja aguardando a que lo estrenen es una experiencia en sí misma.
Funciona perfectamente. Cualquiera pensaría que tras tantos años las membranas o el cable se habrían vuelto quebradizos y habría que reemplazarlos, pero no. Parece recién salido de fábrica. No tiene nada roto, ni amarilleo, ni suciedad, por lo que aunque la caja no vaya precintada, se puede saber que el mando no se ha usado con anterioridad.