Mascarillas para la piel

Un toque de atención

Tanto si eres de esas personas que llevan a rajatabla el cuidado del aspecto personal como si eres más bien de las que de vez en cuando se acuerdan de aplicarse crema hidratante, siempre llega un momento en el que, al mirarte en el espejo, notas ciertas impurezas que no deberían estar ahí. La piel del rostro aparece mate, apagada, con un cierto tono grisáceo. Es el momento de tomar las riendas. Por suerte, existen en el mercado muchísimos productos de cuidado del rostro que te permitirán recobrar el aspecto saludable y juvenil que deseas.


Una solución rápida

¿Has pensado en aplicarte mascarillas y peeling faciales? Con el peeling eliminarás la capa externa del cutis mejorando así su apariencia y eliminando impurezas y toxinas. Con las mascarillas, puntos negros y demás molestias desaparecerán como por ensalmo, además de hidratar y nutrir la castigada piel del rostro.
Para aplicarte una mascarilla y aprovechar bien todas sus virtudes, en primer lugar, deberás limpiar concienzudamente la piel del rostro, bien sea con limpiadores y tónicos faciales, o bien con tu jabón favorito tras aplicar productos exfoliantes para el rostro. A continuación, aplica la mascarilla en una capa gruesa, sin miedo: tu piel absorberá ahora mucho mejor todos los nutrientes de los que tan necesitada está.


No te preocupes por la cantidad: no es un tratamiento que haya que seguir a diario (salvo casos muy extremos y puntuales), con lo que el desembolso económico no resultará excesivo. De hecho, puedes encontrar en el mercado mascarillas muy eficaces que resultan realmente baratas. Un bote o tarro te puede costar entre 15 y 20€ y las dosis sueltas te pueden llegar a costar menos de 2€. Claro, que hablamos de la industria cosmética: si eres de esas personas dispuestas a gastar lo que haga falta por mantener un cutis radiante y lleno de luz, puedes llegar a invertir más de 100€ en productos de alta cosmética a base de sustancias como oro o arcillas de lugares remotos.


Cada piel, su cuidado

Después de retirar perfectamente el producto con algodones y toallitas para el rostro, es el momento de atacar el problema principal que presente tu piel. Si tu problema son los granitos, deberías probar productos antiacné después de la limpieza profunda realizada en el paso anterior. Si, por el contrario, tu piel está deshidratada y seca, lo suyo sería aplicar productos hidratantes faciales y, si además te preocupan las arrugas, productos faciales antiarrugas.
Como ves, cada problema tiene su solución. Nada te impide ahora volver a lucir todo lo radiante y saludable que desees.